lunes, 1 de agosto de 2011

DELFINOTERAPIA

Es una forma de terapia practicada desde hace varios años en diferentes países. En Venezuela se practicaba en el Parque Nacional Mochima entre los estados Anzoátegui y Sucre. Tan sólo verlos es una experiencia reconfortante.

Existen diferentes clases de delfines que habitan en diferentes tipos de aguas: dulces y saladas. Estas especies se pueden encontrar en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y son más de 30: moteados, mulares, "nariz de botella" y otras; Entre los delfines de río, encontramos el del Amazonas, el del Río Chino, el de Franciscana, el del Indus y el del Irrawaddy, entre otros.

Los delfines tienen una sensibilidad acústica de oír diez veces más que nuestro radio de alcance. Cuentan con un mecanismo resonante muy sensible denominado "sonar", que constituye un ingenioso detector de la frecuencias más sutiles; con esta sensible habilidad bioacústica, son capaces de proyectar hologramas sónicos en otros organismos vivos, como cierta clase de moluscos y el erizo de mar aplanado. La información contenida en estos hologramas es recuperada a continuación por otros delfines, lo que les permite crear un sistema de memoria externo a ellos mismos.
Realizan operaciones sónicas en el cuerpo, ya que pueden "ver" dentro del mismo como si su sonar les confiriera la visión de rayos X. Con este sonar desarrollado, pueden ver a través de la piel, percibiendo la forma y movimiento de nuestros órganos internos, el movimiento de nuestros pulmones y el latir de nuestros corazones.

Los sonidos que los delfines emiten se encuentran entre los 1.000 y 80.000 HZ, mientras que nuestro espectro de comunicación es mucho más bajo, entre 300 y 3.000 HZ. Los sonidos audibles para el ser humano oscilan entre 20 y 20.000 HZ, lo que implica que nosotros podemos realmente escuchar los sonidos que emiten los delfines entre 10.000 y 20.000 HZ, esto no indica que no percibamos o respondamos a alguno de naturaleza ultrasónica.
Sus sistemas acústicos les proporcionan "radiografías acústicas", pudiendo dar información sobre la composición interna de los objetos. Tienen la capacidad para el reconocimiento del "ecosonar", este es análogo al movimiento que producen nuestras manos cuando aplauden en un cuarto oscuro e intentan hacernos dar una vaga idea de dónde están las paredes.

Debido a que los sonidos viajan más rápido y con mayor claridad bajo el agua, ellos son capaces de percibir una idea precisa de su mundo simplemente interpretando los ecos que oyen. Esto podría conducir a alguna forma de contacto telepático. El "sonar" de un delfín es capaz de discernir entre las densidades de los diferentes metales.

Según el obstetra Michel Odent, no hay duda sobre que el ultrasonido tiene efectos biológico en nosotros. Un caso contundente surgió durante un programa de nado con delfines registrado por investigadores en los EE.UU.: de acuerdo con su informe, una nadadora que participaba en este programa diario fue golpeada en las costillas por uno de ellos, el cual siempre había sido muy dócil. Un poco sorprendida y bastante alterada por el incidente, fue trasladada al hospital más cercano, donde se le tomaron radiografías. Una vez que el médico a cargo tuvo los resultados, se le informó que se había detectado un tumor pulmonar, justo por debajo de las costillas adonde el delfín le había dejado un moretón a la nadadora. ¿Había el delfín localizado el tumor o era una mera coincidencia?. A este fenómeno de detección de los delfines se lo denomina "ecocolocadón".

Su habilidad telepática hace que aún de un modo simbólico y a nivel telepático suela provocar un efecto de transformación total en la vida de un individuo a través de su sonar sanador y su mirada profunda, provocando la activación de los chakras cardíaco, laríngeo y del tercer ojo. El delfín ha desarrollado particularmente su chakra del tercer ojo, lo que le permite tener una habilidad clarividente eminente; conjuntamente con el chakra laríngeo, con el sistema acústico denominado sonar y su tercer ojo, se convierte en un captador de sabiduría y mensajes cósmicos de distintos niveles espirituales, los cuales tienen la capacidad de transmitir, simultáneamente de haberlos recibido, al ser humano.

Además de la apertura de los canales de percepción humana, la tarea principal de los delfines es activar y conectar el chakra del tercer ojo y el cardíaco. Esa alegría e inocencia que ellos despliegan a través del juego, tiene en verdad como objetivo la activación del chakra cardíaco a tal punto que se provoque un despertar espiritual. De ello puede dar sobradas explicaciones y aseveraciones el doctor e investigador inglés Horace Dobbs.

Aparte de las capacidades clarividentes que los delfines son capaces de despertar o expandir dentro del ser humano, también pueden sanar. Con sus sentidos tan desarrollados pueden fotografiar el aura humana, detectar bloqueos y fugas de energía y repararlas al instante, ya que son capaces de captar y procesar una energía en extremo sutil. Sus órganos sensoriales pueden percibir campos vibratorios más profundos y casi imperceptibles para nosotros. A través de su contacto telepático ayudan a desacralizar viejas estructuras mentales de conducta.

Gracias y Namaste...

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