El trabajo realizado por Dr. Edward Bach esta basado en la filosofía de la UNIDAD, el concepto holístico del ser humano, la conexión del microcosmos con el macrocosmos. Las Flores, con sus vibraciones, ayudan a reorganizar nuestra personalidad, la integran, y nos vuelven firmes en lo que somos, seres de luz que vibramos en la frecuencia del amor. Vivimos en un mundo de división, un mundo racional y egoísta, donde el cuerpo y el alma se hayan separados. Los desequilibrios emocionales y su manifestación en el cuerpo (como enfermedades) pueden desencadenarse por dos vías de acción, que son contrarias a la UNIDAD, y resultados de la SEPARACIÓN, de nuestros cuerpos físico, mental, emocional y espiritual.
La primera consiste en desobedecer los dictados de nuestro ser Superior, que no es otra cosa que nuestra parte trascendente e inmortal. Esto sucede cuando ignoramos nuestro instinto, intuición y conciencia (mensajeros del alma). Somos como rayos de SOL, y cada una de esas pequeñas proyecciones ha encarnado para aprender unas determinadas tareas, y si ignoramos cuáles son, se produce una discrepancia, donde una parte del TODO no está vibrando al unísono. Algunos de nosotros hemos venido a aprender a través del Miedo, de la Incertidumbre, de la Soledad… que aunque parezcan obstáculos, en realidad son oportunidades para avanzar en nuestro sendero evolutivo. Las Esencias Florales están ahí para transformar esas carencias de nuestra personalidad en Virtudes. Así, nuestros miedos nos ayudarán a desarrollar nuestro valor, nuestras dudas, a perfeccionar nuestras certezas, etc...
La segunda se refiere a acción de dañar o perjudicar con nuestros actos a esa UNIDAD (el prójimo), de tal forma que el mal en una de las partes, resonará en el TODO y también en nosotros. Por todo ello, la Separación es un espejismo de la mente. Según el Dr. Bach, “La enfermedad no es ni crueldad, ni un castigo, sino única y exclusivamente un correctivo, un instrumento del que se sirve nuestro ser superior (alma) para indicarnos nuestros propios errores, para no permitir que los cometamos aún mayores, para impedir que hagamos más daño y para devolvernos al camino de la verdad y la luz, del que no debiéramos habernos separado nunca.”
Un Abrazo de Luz