Vampiros energéticos, psíquicos o emocionales son aquellas personas con las que después de compartir te dejan agotada mentalmente, deprimida, sin energía, con el ánimo apagado. Todos conocemos por lo menos uno. El término es bastante dramático, pero después de un encuentro breve con uno de estos individuos, todos estamos de acuerdo en que es el único que realmente los describe.
Si piensas que es exagerado, responde las siguientes preguntas:
1.- ¿Existe alguien que evitas sea en persona o por teléfono?
2.- ¿A quién te cuesta mucho trabajo devolverle una llamada, porque la sola idea de hablar con él o ella te cansa?
3.- Después de compartir con cierta persona, por agradable que haya sido el encuentro, ¿te quedas tensa, molesta o agotada... y muchas veces ni siquiera entiendes por qué?
Si has respondido que sí a cualquiera de estas preguntas, no lo dudes: estás lidiando con un vampiro emocional. Estos puede ser un desconocido, un ser querido, la mejor amiga. De igual manera, la relación puede ser cercana o distante; la persona agradable o desagradable. .. pero el efecto que tiene sobre ti siempre es tóxico.
Existen varias clases de vampiros energéticos, emocionales o psíquicos todos igualmente tóxicos que presentan una gran variedad de rasgos personales y de patrones de comportamiento. Acá les dejo dos de ellos que debes aprender a reconocer.
1.- El estereotipo bien conocido de “mosquita muerta” o se comportan de manera halagüeña, pueden manipular a la víctima elegida por medio de regalos o halagos. A menudo no tienen ningún escrúpulo y se valen de cualquier medio para lograr sus fines. Pueden parecer pasivos y reservados, ocultando cualquier inclinación al vampirismo, su comportamiento tóxico no es evidente; este se oculta detrás de una actitud o unas palabras inocentes. Esto se debe a que ellos envían mensajes dobles, que es el arte de decir una cosa aparentemente inocua, e insinuar otra muy diferente. Por ejemplo: Qué bien te queda ese vestido, dice tu mejor amiga... antes de agregar: Incluso te hace cintura. Qué bien te ves... para tu edad. Este tipo de comentario también se conoce como el dulce envenenado, porque, detrás del elogio, siempre hay una crítica implícita. Él o ella bromean con que tienes sobrepeso o no encuentras pareja... no debes ofenderte, porque se trata de una broma.
2.- Los muy agresivos e incluso intimidatorios; pueden valerse de la vulnerabilidad de la otra persona, esperando el momento oportuno para golpear. Estos son más fáciles de detectar, pero no menos difíciles de sobrellevar.
Los vampiros psíquicos son típicamente inseguros y vulnerables; Sus relaciones personales son típicamente inestables. Puede decirse que muchas de estas personas presentan trastornos de la personalidad, con síntomas tales como inseguridad emocional, baja autoestima, sentimientos de hostilidad reprimidos que estallan esporádicamente.
La interacción vampírica puede ser deliberada o espontánea por parte del vampiro, y consensual o no consensual por parte de la víctima. El típico ataque vampírico es espontáneo, por lo tanto, no requiere un esfuerzo consciente para iniciarlo ni para mantenerlo. En muchas interacciones de este tipo, ni el vampiro ni su víctima son conscientes de que se está produciendo una transferencia de energía de uno al otro. Si bien la víctima suele estar dentro del radio de visión periférica del vampiro, el ataque en sí puede llevarse a cabo incluso sin contacto ocular con los sujetos.
Estos son algunos de los ejemplares más comunes, de acuerdo con las teorías de las expertas en relaciones interpersonales Cheryl Richardson, autora de Take Time for Your Life (Toma tiempo para tu vida) y la doctora Lillian Glass, autora de Toxic People (Gente tóxica).
Daniel Goleman, autor del best seller internacional La inteligencia emocional, nos asegura que el efecto que nos causan estas personas va más allá de una molestia momentánea. De acuerdo con su último libro, Social Intelligence (Inteligencia social), nuestros intercambios diarios con la pareja, los hijos, el jefe y aun con extraños, moldean la estructura física de nuestro cerebro a nivel celular; esto, a su vez, afecta todas las células del cuerpo, efectuando cambios incluso a nivel genético. En otras palabras: nuestra reacción ante los demás tiene un impacto biológico en nuestro organismo, ya que durante un contacto social segregamos hormonas que afectan desde nuestro corazón hasta nuestro sistema inmunológico. Según Goleman, las buenas relaciones son como una vitamina; las malas, como un veneno. Y no solo eso: las emociones ajenas son contagiosas, lo mismo que un catarro.
¿Entiendes ahora por qué es tan importante neutralizar a los vampiros emocionales?
Un Abrazo de Luz
Nagibe