jueves, 4 de septiembre de 2014

LA SOLEDAD Y SU ALIADA LA TRISTEZA


En estos días parece una tragedia sentirnos solos y cuando debemos enfrentarla nos engañamos llenando este espacio (que es parte de la dinámica de la vida) con mucho trabajo, nuevos proyectos, horas extras y toda clase de actividades que nos impidan sentir.
 
 
Y es que la soledad es un sentimiento, una percepción. Es por esta razón que las personas en ocasiones se sienten solas rodeadas de mucha gente. A veces vemos la soledad como un castigo y realmente lo que sentimos es una gran inconformidad con la compañía de otros, porque no sabemos qué es lo que queremos, tampoco entendemos que es lo que sentimos, a veces solo estamos apegados a personas, cosas o a un pasado que nos impide disfrutar de los pequeños placeres de la vida que nuestro presente nos ofrece día a día.
 
La soledad siempre llega acompañada de la tristeza y el miedo, que nos sumerge en el pensamiento de que fuimos abandonados y es entonces cuando nuestro ego se encarga de hacernos sentir cómodos en el mundo de las victimas torturándonos en el daño que supuestamente alguna vez nos hicieron.
 
Pues cuan equivocados estamos. La soledad es un maravilloso período que Dios nos da de vez en cuando para conectarnos con nuestra alma, valorar lo que somos, lo que sentimos y lo que tenemos y así transformar nuestras debilidades y convertirlas en fortalezas y a partir de este momento nos reconectamos con la vida y con nuestra Chispa Divina a través del amor y la alegría transformando la tristeza y el miedo.
 
Tengamos presentes que la soledad es un tiempo para sentirnos libres, para consentirnos y para amarnos.  
La felicidad es una decisión personal y la soledad una oportunidad para crecer y volver a disfrutar y celebrar la vida.
 
Recordemos que somos seres únicos e irrepetibles enorgullezcámonos por ser quienes somos. Tenemos el poder de decisión en nuestras manos estemos donde estemos.
Un Abrazo De Luz
Nagibe.